A los sesenta empleados de Banesto en la provincia de
Almería, la absorción de la entidad por Banco Santander, su matriz, les ha cogido con relativa sorpresa. Desde hace unos meses los comentarios entre
sus empleados de a pie y entre éstos y sus equipos directivos eran tan
frecuentes como variados. Unas veces se decía que el futuro pasaba por la
consolidación de la marca, incluso con la anexión de algunos de los bancos que
ahora están a punto de ser subastados. Catalunya Bank aparecía en todas las quinielas.
Pero otras, como la semana pasada, los comentarios conducían a un
adelgazamiento de la entidad con el traspaso de algunas sucursales a su banco
matriz.
Lógicamente, una decisión como la tomada ayer no se toma de
la noche a la mañana. Son decisiones que se toman con una planificación
adecuada, además de con una diligencia severa, exigible por la condición de
empresas cotizadas. Pero los empleados de Banesto, y también los de Santander, llevaban
varias semanas con la mosca detrás de la oreja. La pasada semana, sin ir más
lejos, unas brigadas de operarios recorrieron todas las oficinas con cintas
métricas en las manos. Está claro, ahora, que lo que la acción formaba parte
del plan de estudio de oficinas con vistas a valorar cuáles deben cerrarse y
cuáles deberán recibir al personal y la clientela de aquéllas.
A pesar de que el 90
por ciento del capital social de Banesto está en manos del Santander –el otro
diez por ciento restante corresponde a minoristas-, la entidad goza de una
amplia autonomía en la toma de decisiones. Últimamente se estaba acelerando la
unificación de productos entre matriz y filial, pero los comités de riesgos son
diferentes y no resulta nada extraño ver cómo operaciones que una entidad deniega
la otra la aprueba. Por no hablar de condiciones distintas para productos
similares, lo cual era bastante frecuente.
En la provincia de Almería el Banco Español de Crédito tiene
veinticuatro oficinas, una de ellas, en la capital, dedicada solamente a
empresas. El número de empleados ronda las seis decenas. Ahora, con la absorción,
es lógico que esos sesenta trabajadores por su futuro. Al ser Santander y
Banesto entidades diferentes, cada una de ellas decidía la ubicación de sus
oficinas sin tener en cuenta la disposición de la otra marca. En la capital,
muchas oficinas de Santander y Banesto se tocan con la mano o se miran a los
ojos. En la provincia, también son bastantes los pueblos (Roquetas, El Ejido,
Vera, Garrucha…) que acogen su convivencia. La absorción conlleva
necesariamente un cierre de oficinas y la rescisión de contratos a varias
decenas de empleados. Emilio Ruiz.